Miami, FL, 31 de mayo de 2025. Un diagnóstico médico a tiempo puede marcar un antes y un después en la vida de una persona. Las enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, así como las enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedades pulmonares crónicas, plantean desafíos crecientes tanto para los sistemas de salud de América Latina como para los pacientes, a menudo de forma silenciosa y sin ser detectadas hasta que los síntomas están ya muy avanzados.
Una transformación igual de sutil podría ser la clave de nuevas oportunidades laborales que permitan ofrecer cuidados de salud de calidad en la región.“Yo trabajo en una fonda y si falto para ir al médico no me pagan el día de trabajo”, ejemplifica Ileana Chacón, al mencionar las dificultades de asistir a una cita con un especialista. Desde hace tres años Ileana, quien sufre de hipertensión y diabetes, vive controlando diariamente su presión arterial y niveles de azúcar para ajustar su medicación según sus resultados.
El caso de Ileana no es aislado. A medida que los países de la región avanzan en su transición demográfica, la carga que las enfermedades no transmisibles imponen a los sistemas de salud aumenta. Un informe reciente del Banco Mundial en Colombia señala que durante el periodo 2012-2016 la multimorbilidad, esdecir la presencia de dos o más enfermedades crónicas al mismo tiempo, presentó una prevalencia de 19,5%, lo que conlleva a un incremento en el uso y el coste de los servicios de salud asociados. Según los especialistas, esto requiere que haya una mayor innovación de los sistemas de salud, especialmente en la formación y ejercicio del talento humano.
Como Ileana, ya más de 60 000 personas con enfermedades crónicas reciben servicios de telemedicina en 12 de las 16 regiones sanitarias de Panamá, a través de un proyecto apoyado por el Banco Mundial. Este es sólo un ejemplo de las soluciones integrales necesarias para que los pacientes reciban atención sanitaria de forma directa y sin trabas burocráticas, al tiempo que pueden generar buenos resultados económicos.
Está comprobado que invertir en una mejor salud y nutrición fortalece el capital humano y ayuda a tener una población más productiva, lo que se traduciría en la generación de millones de empleos. Por cada nuevo empleo en salud, se generan 3,4 empleos en otras áreas relacionadas, según nuevas estimaciones del Banco Mundial en países de ingresos bajos.
“El desafío para la región no es solo aumentar la inversión en salud sino hacerlo de manera estratégica e integral”, afirma Tania Dmytraczenko, gerente de la práctica de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. La experta asegura que el trabajo con los gobiernos nacionales y el sector privado busca conectar la formación de especialistas sanitarios, el despliegue de nuevas tecnologías y la construcción de infraestructura. “Así buscamos crear un ecosistema sanitario que genere no solo bienestar sino también empleo”, explica.
Fuente: Banco Mundial